LA GRAN MADRE:
En los últimos milenios, Occidente se acostumbró a ver la divinidad únicamente bajo su aspecto masculino, influenciado por el paradigma judeo-cristiano. Hoy necesitamos restaurar la imagen sagrada de lo Femenino y sus múltiples aspectos, como la vivieron las grandes civilizaciones, con el fin de restablecer una imagen más completa y real de lo divino en el nuevo paradigma, para que éste pueda dar nacimiento a una nueva civilización con energía renovadora. Todas las tradiciones vivas de lo divino femenino reconocen que la Diosa es Una y múltiples
La Diosa tiene tantas facetas como una piedra preciosa tallada. Sus manifestaciones son tan variadas que no existe ningún lenguaje ni simbología universal que sea capaz de abarcar adecuadamente todo su poder.
IMÁGENES DE LA DIOSA :
Una de las imágenes más corrientes de la Diosa es la de la TIERRA misma. Los romanos pronunciaban sus juramentos más sagrados invocado a "Tellus Mater", pues la Tierra era testigo de todo y estaba siempre del lado de la Verdad.
Los oráculos sibilinos se pronunciaban en cuevas subterráneas, donde las sacerdotisas ctónicas representaban la voz de la Madre Tierra en persona. Ella tenía tal soberanía que han existido muy pocas culturas que no le hayan prestado culto.
Los Incas la veneraron como Pacha-Mama, y los griegos como GAIA y así podríamos mencionar muchos más.
"La Gran Madre" o "La Diosa", como se la llamó en pasado, integra pues, los más diversos aspectos: La Tierra, el Cielo, La Madre de los dioses, Madre de los Hombres, Diosa del Amor, de la pasión, de la fertilidad. Fue asociada a la primavera, con la naturaleza en su florecer. La Diosa ejemplifica aspectos de lo Femenino que se manifiestan en la materia como la Belleza física, la Consciencia integrada en el cuerpo, como la Sabiduría intuitiva y la capacidad de interconectar con las más profundas emociones y sentimientos.
La Gran Madre fue Justicia y Sabiduría, principio de las artes y corazón oculto de todas las ciencias. Fue inspiradora e instructora de la raza humana, fue el alma de la especie y de la naturaleza misma.
La Diosa era Madre, pero era considerada también Virgen, es decir "el no pertenecer a ningún hombre" (en latín Virgo significa soltera, mientras que "Virgo intacta" se refiere a aquella que no tiene experiencia sexual). El atributo virginal de la Diosa es el de no pertenecer ni depender de lo masculino. La Diosa existe por derecho propio, como "una en sí misma".
La Gran Madre era también, Señora de la Luna, constituyendo entonces los poderes fecundantes. Así llevó una Luna creciente como atributo en muchas de sus manifestaciones. En la fase oscura de la Luna, la Diosa era relacionada con Hécate.
Es decir que la Diosa es también muerte y destrucción, estos aspectos son los más difíciles de comprender ya que van en contra de nuestras enseñanzas culturales. La fuerza de la Diosa recae en la capacidad de entregar lo que es más precioso para asegurar el crecimiento y la regeneración. Este aspecto dinámico y activo de la naturaleza femenina que promueve el cambio y la transformación hace balanza con el lado estático, el materno que, aunque promueve crecimiento, es esencialmente protector y conservador.
Pero uno de los aspectos más poderosos de la Diosa, es el del Amor, imagen arquetípica de la Energía Femenina. Su reino se extiende tanto al Cielo como a la Tierra, al mundo misterioso de la divino y a nuestra realidad interna. La risa amorosa, la Diosa radiante, constituye un principio psíquico vital en hombres y mujeres. Ella es el principio activo de Eros que nos prepara para relacionarnos con nuestro mundo emocional e incluso para tocar la sustancia emocional del otro. La Diosa es la que brinda el amor y el éxtasis, Puede combinar y dirigir el natural instinto sexual y el elevado y cultivado arte del amor. Es la fuerza mágica que nos enamora del mundo de las esencias y nos hace sacerdotisas de la Sabiduría. "La esencia de Afrodita es la transformación mediante el poder de la belleza y del Eros, el poder psíquico responsable de todas las metamorfosis."
La finalidad del desarrollo de estos aspectos, es, además del encuentro Sagrado con aspectos de la Gran Madre, un posibilidad de re-encontrarnos con lo sagrado de lo Femenino y en consecuencia comprender algo más de sus misterios en nosotros mismos.
Así, tanto la mujer como el hombre que llega a conocer y a identificarse con la Diosa, a través uno o varios de sus aspectos, crece en la comprensión de lo divino de su naturaleza femenina.
La mujer y el hombre reconciliados con lo Femenino, recuperan el poder de conducir las necesidades del alma, por medio de los Ideales y principios que se desarrollan desde su interior.
La mujer centrada por lo divino de su naturaleza, no está contaminada por las circunstancias externas ni demasiado afectada por el criticismo. Considera que su cuerpo es hermoso y es consciente de que, en parte, es una manifestación de la magia perfecta de lo femenino sagrado. Su cuerpo se convierte en la materia prima con la cual ella puede llegar a conocer y a valorar sus propias y profundas intuiciones y sabiduría.
La mujer que conoce a la Diosa, es consciente de sus propias fases lunares. Sabe de los ritmos cíclicos en su cuerpo e intuitivamente se mueve con su propia marea y fluye con los humores cambiantes de su energía. Al conocer la naturaleza lunar, reconoce los momentos en que es iluminada y brillante, épocas en que favorece un nuevo crecimiento. En la fase oscura, reconoce su negrura, sus presentimientos, su lado de maga y es capaz de descargar esta energía tan poderosa de un modo no destructivo.
Entiende sus necesidades de extroversión, tiempos de brillo externo, así como las épocas para la reclusión y la introspección.
Recordemos que sin la presencia de lo Femenino en la vida y en nuestra consciencia, el principio Masculino queda herido y la calidad de la Vida se deteriora. Y cuando lo femenino no puede ser reconocido, no tiene lugar la Renovación de la vida.
Fragmentos de : EL MISTERIO DE LO FEMENINO
Autora: ANGELA GILARDI