"Afrodita, diosa de la belleza perfecta y de la armonía, también es la diosa del amor, la fuerza que acerca los seres y une sus sexos, bajo el impulso irresistible del deseo.
Afrodita tiene la llave de estas dos felicidades: la efímera y la eterna. (Venus terrestre y Venus celeste) Ella enseña a purificar las pasiones impulsivas (eros) para transformarlas en nobles sentimientos, iluminados por la luz de la razón (logos)
Afrodita es la belleza y el bien que une a los dioses y los hombres; ella es realmente el vínculo entre los dioses y los hombres. Encarnación del eterno femenino.
Es la faz luminosa de Venus, la que irradia el amor, que transforma el amor-pasión en amor-compasión y no la de la mujer fatal que atrae por la pulsión de su libido pero no suscita más que mentira y celos por su juego de seducción destructor
Para dominar estos impulsos y, a la vez, gozar plenamente, conviene no ser esclavo de ellos. Para que el amor no sea únicamente expresión del deseo sino también amor hacia el otro, hay que aprender a domesticar estos impulsos y los demás arquetipos. Afrodita necesita encarnar la doble Venus, esta mujer-mujer con la sensualidad afinada. Es para ella el fruto de un verdadero trabajo interior: la mujer seductora y atractiva, con el eros dominante, también debe asumir su logos masculino inconsciente, su animus. Porque hasta que el hombre y la mujer no integren su contraparte sexual inconsciente, sus relaciones no sobrepasarán el nivel más instintivo."
Laura Winckler
fragmentos de: DIOSES INTERIORES
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