Tenéis que contar con el esfuerzo; es en el esfuerzo donde encontraréis vuestra alegría, vuestra felicidad. porque el único punto de apoyo sólido en que podéis fundar vuestra existencia está en vosotros mismos y en vuestra actividad.
Os hablo de los esfuerzos de vuestro corazón, de vuestra alma, de vuestro espíritu, de los esfuerzos por encontraros, por relacionaros con lo que hay de más esencial en vosotros mismos; vuestro Yo superior. Estos esfuerzos son la clave de vuestro futuro.
La verdadera armonía, la verdadera paz son la recompensa que reciben solamente aquellos que han llegado a conquistarlas, manifestando cualidades de desinterés, de bondad, de paciencia.
Hay que aceptar las dificultades sabiendo que son los esfuerzos que nos obligamos a hacer, los que nos conducirán a la verdadera felicidad.
"SI NO NOS COMPORTAMOS CORRECTAMENTE CON LOS DEMÁS, NOS PREPARAMOS UN MAL FUTURO PARA NOSOTROS MISMOS.
Cuando faltan tres cosas tan capitales como la inteligencia que prevé, el amor que desea mejorarlo todo y la voluntad capaz de afrontar las dificultades, ¿qué éxito puede esperarse en la vida?
Para ser feliz hay que convertirse en servidor.
No se puede ser feliz cuando se tiene un campo de visión demasiado limitado. Y por esto el egoísta no puede ser feliz, porque su alma está limitada. para ser feliz, hay que extenderse hasta abrazar el mundo entero y sólo el amor permite esta extensión. Quien tiene mucho amor se extiende, se dilata, abraza y vibra con el universo.
El camino hacia la felicidad es el amor; sí, sólo el amor, no la ciencia ni siquiera la filosofía.
Porque Dios ha puesto la felicidad en el corazón y no en el intelecto. Pero el corazón debe ser generoso; el cielo y la tierra han jurado no dar jamás la felicidad al corazón egoísta.
Para el Cielo existen solamente dos categorías de seres; Los que trabajan únicamente para sus intereses, para satisfacer sus propios deseos, y los que se esfuerzan en ayudar a sus hermanos, para participar en el trabajo de millares y millares de entidades que hay en el mundo invisible y que se han dedicado firmemente a la realización del Reino de Dios sobre la tierra. Y éstos últimos están inscritos en el gran Libro de la Vida como benefactores de la Humanidad.
La paz, la verdadera paz, es un estado de conciencia superior. No disfrutaréis verdaderamente de la paz hasta el día en que los elementos de vuestros diferentes cuerpos (físico, astral, mental, causal, búdico, átmico) estén purificados, armonizados entre ellos y vibren al unísono con las regiones más elevadas del universo.
Sí, la felicidad es realmente difícil de obtener y de conservar, hay que buscarla muy alto, en una región donde los materiales son inalterables y ello exige del hombre grandes cualidades y, sobre todo, pureza, porque sólo quien es puro es inalterable y tiene el poder de durar.
La felicidad pertenece a las regiones del infinito y de la eternidad, que son las regiones del alma y el espíritu.
La paz, la verdadera paz, es un estado de conciencia superior. No disfrutaréis verdaderamente de la paz hasta el día en que los elementos de vuestros diferentes cuerpos (físico, astral, mental, causal, búdico, átmico) estén purificados, armonizados entre ellos y vibren al unísono con las regiones más elevadas del universo.
Sí, la felicidad es realmente difícil de obtener y de conservar, hay que buscarla muy alto, en una región donde los materiales son inalterables y ello exige del hombre grandes cualidades y, sobre todo, pureza, porque sólo quien es puro es inalterable y tiene el poder de durar.
La felicidad pertenece a las regiones del infinito y de la eternidad, que son las regiones del alma y el espíritu.
fragmentos de: Omraam Mikhael Aivanhov
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