Entrada destacada

La Gran Fraternidad Blanca

La labor invisible del mundo se ejecuta bajo la dirección de los Adeptos de la Gran Fraternidad Blanca. En sus manos pone el Logos Su P...

domingo, 13 de mayo de 2018

Amanecer 13 Mayo 2018


Una ética profunda, una noción instintiva de lo bueno -fruto de la experiencia kármica acumulada- nos inclina a ser no sólo buenos, sino a rodearnos de todo lo mejor posible. Porque un entorno esencialmente y existencialmente bueno no nos perjudicará. No nos dañará ni dañaremos a nadie, Y ese entorno no comienza como aparentemente parecería, en los demás, sino dentro de nosotros mismos, en una forma de "sub-entorno" que rodea el Ego o Yo profundo.



Como las formas mentales sufren el efecto universal del "boomerang", tienden a regresar al punto de donde partieron, especialmente si no dan en el "blanco" al cual estaban dirigidas. De allí las recomendaciones milenarias de alentar los buenos pensamientos y desalentar los malos, pues aparte de los impactos que puedan provocar en el entorno exterior, es inexorable que regresen y, muchas veces potenciados, golpeen y aniden en el entorno interior, o sea, en la propia mente que las engendró.


Estamos habitados por miles de ideas-forma que originan goces, dolores, pasiones, distorsiones, aberrantes, fallas en el cálculo del valor de las cosas y de los hombres.



Esta posibilidad de multiplicación hace que el Ego se vea asaltado por miles de formas mentales ajenas, propias y mixtas. La voluntad poco entrenada del individuo actual, se convierte en juguete de estas formas mentales y así, desde la elección de una pasta dentífrica hasta la de una posición política o una forma de vida, se ve movido constantemente por las grandes oleadas de la marea multitudinaria que manejan las circunstancias, a la vez reflejos de combinaciones de situaciones previas, ya dadas cuando el individuo aparece en escena y de los poderes escondidos de voluntades que no son siempre humanas.

Tras los actos que aparentan ser puramente humanos se esconden fuerzas de la Naturaleza a la manera de grandes Elementales y es suicida debilitar la voluntad de los hombres. La férrea disciplina de los viejos monasterios y los viejos cuarteles militares no era tan tonta como hoy nos quieren hacer creer. Ella forjaba Hombres, en el mejor sentido de esta palabra.
La carencia de estas disciplinas permite que se descuelguen como temibles vampiros las peores formas mentales, algunas dormidas durante siglos en los oscuros rincones de lo que hoy se llamaría "el inconsciente colectivo" y ataquen a los más débiles de voluntad, debilitándolos más y más y envileciéndolos. De allí salen las tendencias al consumo de las drogas, a la violencia irracional, a la angustia, a la incapacidad laboral y a la falta de potencia para tomar decisiones redentoras.


Fragmentos de: LAS FORMAS MENTALES  de Jorge Angel Livraga

No hay comentarios:

Publicar un comentario