"Cuando el amor no es consciente no es a-mor (sin muerte), sino amor (muerte). Lo mismo sucede con el sexo sin amor, se constituye en un modo de morir y es vía hacia la frustración o el desencanto. El guerrero espiritual no desacraliza el sexo, ni mucho menos el amor.
El guerrero debe ejercitarse en el amor consciente, mediante el cual se ocupa mucho más de considerar a la otra persona que de ser considerado, y trata siempre que le sea posible de ayudar al desarrollo armónico y crecimiento interior de la persona amada, poniendo las condiciones para que dicha persona pueda enriquecerse interiormente y progresar en el camino de la búsqueda. Mediante el amor consciente, el guerrero trata de crear, no de procrear. Crear una relación vital, beneficiosa para ambas personas, que sea espaciosa y fresca y no caiga en la enfermiza claustrofobia de muchas parejas ni en el desinterés e indolencia de otras muchas. El guerrero se esfuerza conscientemente por facilitar la evolución de su compañera, aunque eso representase perderla.
Recrea su amor consciente sobre la pantalla permanente de la amistad y aunque en un momento dado se rompa la magia de lo biológico, nunca se podrá perder la magia de la amistad y la cooperación. Podrán dejar de ser amantes, pero jamás compañeros de búsqueda y amigos vitales. Cuando la relación se ha revitalizado con el amor consciente y se ha mantenido una actividad meditativa, aunque acabe la sexualidad, no acabará el amor y aunque se supere la relación amoroso-erótica, siempre se mantendrán firmes los vínculos de amistad en la Búsqueda. Incluso cuando la sexualidad cesa, el amor surge con más vigor. Aunque el guerrero espiritual y su compañera (la guerrera espiritual) decidan poner término a su relación amorosa nunca podrán fin a su relación humana, porque ellos no sólo se han amado, sino que se han almado; es decir, se han amado con el alma"
fragmento de: LA VÍA SECRETA DEL HÉROE
Ramiro A. Calle
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