Habla la mujer de Viriato:
"Viriol pudo dirigir grandes ejércitos -decía-; porque antes supo ser pastor, y rescatador de riquezas, y soldado. Esa filosofía que tú estudias, él la llevaba puesta como las armas. En todo momento vivía consciente de lo que le rodeaba. Como si él no tuviera importancia, siempre acoplaba su persona a las circunstancias, y obraba con generosidad, atento a lo más benficioso para nosotros. Incluso conmigo, nunca actuó para su propio provecho, sino con justicia. Muchas veces sacrificó nuestra intimidad en beneficio de la comunidad, o de particulares.
El relato de Zyntia fue conmovedor. Cuando el pueblo y el ejército fiel supieron la muerte de Viriato, un alarido desesperado resonó en todas partes. La vida sin aquel rey justiciero perdía su valor. La multitud se apiñaba a su paso para llorar y gritar su horfandad ante el cadáver del "último hombre justo que pisaba la tierra", "El Rey de las Mil Ciudades", "El Collar de los dioses", "El Dogal de la Loba"... Nunca en Iberia se había llorado tanto por la desaparición de un hombre.
Brilló en solitario aquel lucero del Oeste...
El relato de Zyntia fue conmovedor. Cuando el pueblo y el ejército fiel supieron la muerte de Viriato, un alarido desesperado resonó en todas partes. La vida sin aquel rey justiciero perdía su valor. La multitud se apiñaba a su paso para llorar y gritar su horfandad ante el cadáver del "último hombre justo que pisaba la tierra", "El Rey de las Mil Ciudades", "El Collar de los dioses", "El Dogal de la Loba"... Nunca en Iberia se había llorado tanto por la desaparición de un hombre.
Brilló en solitario aquel lucero del Oeste...
fragmento de EL COLLAR DE LA LOBA
Fernando Barrejón
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