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viernes, 21 de febrero de 2014

EL MISTERIO DEL AMOR





A veces me he preguntado, por qué hay personas que nada más conocerlas las amamos, como si nos conociéramos de siempre, simplemente un día de nuevo nos reencontramos con “viejos amores o amistades de antaño”.

 
Sin embargo, no siempre es así, otras no despiertan ninguna emoción ni sentimiento, nos resultan indiferentes, y en cambio algunas despiertan rechazo, antipatía, miedo o desagrado. ¿Por qué? ¡qué contraste!, aparentemente sucede sin explicación ninguna.


 
Dicen que es el inconsciente quien recuerda o el alma de la persona, si aceptamos que somos más que esta vestidura física, es posible que “algo en nosotros no olvide” experiencias felices, traumáticas o trágicas” del pasado, de otros tiempos, de otros escenarios

 
No sería extraño entonces que “amigos, amores y enemistades fuertes” continúen y persistan más allá del final físico de una historia, en un momento dado. Cuántas veces a lo largo de nuestra vida lo habremos experimentado, al sentir, al saber claramente que “a esa persona yo la conocí antes”. Más de una seguramente, y es hermoso constatar que tarde o temprano el destino nos volverá a unir, para continuar algo comenzado.

Ahora la pregunta sería ¿qué despierta el amor en nosotros? Porque no cualquier cosa o persona logra este milagro. Decía Maslow que hay dos clases de amor. El amor deficitario, que surge de la necesidad, de la carencia de algo. Y el Amor que surge de la plenitud, de la generosidad. Una definición de Platón era aquella de:  “amamos lo que nos falta, lo que no tenemos”. Porque todos, todos aún lo más sabios, “aman algo que les falta, que no tienen”, aunque ese algo sea diferente para unos y otros, pero todos desean conquistarlo o alcanzarlo para ser felices.

¿Podría ser que amemos lo que nos “inspiran” los ideales, las personas, las cosas? Todos tenemos formas diferentes de amar, así como el amor tiene muchos matices, notas o escalones. ¿Será aquello que nos inspiran o nos recuerdan lo que amamos realmente?

Yo creo que sí, en el fondo siempre estamos amando algo que tiene que ver más con el alma de las cosas o las personas. Cuando se refleja en valores o formas de ser, la captamos y nos enamora, despertándose el amor, el deseo de conquista de un conocimiento profundo del misterio de su belleza.

Según los valores que cada cual necesita educir en sí en un momento de su evolución, se tiende amar aquello que ya “vemos en el otro”, aunque sea incipiente, y que nosotros queremos conseguir o nos resulta semejante.

Qué importante es la inspiración... ésa que produce la Belleza en un corazón sensible a su encanto. La inspiración que hace crecer las alas de la imaginación, del alma, de la creatividad, del Valor para crecer, para desarrollar aquello que está latente y el amor está llamando a la Vida, como el Sol, el Agua y el Aire hacen con la semilla enterrada en la tierra.

Al fin y al cabo, el Amor es el motor que mueve el mundo y nos impulsa a todos a superarnos, a Ser mejores, más auténticamente nosotros mismos. Sí, la inspiración, el recuerdo que despierta lo amado, es la Fuerza que provoca el Misterio del Amor en nuestro corazón. El nos llevará siempre Adelante, impulsándonos a conquistar lo que nos falta, lo que necesitamos, lo que Amamos incluso a ciegas.

Que nunca se opaquen las ventanas de tu alma, ni se cierren las puertas de tu corazón. Deja que la Magia de la Vida te impregne de sus secretos y enamórate de su Belleza, sabrás entonces que nada es Imposible.

Si logramos captarla, conquistarla y plasmarla en nuestros actos, en todo lo que haga nuestro ser,  de nuevo la Tierra será “un espejo del cielo”.



Mª D. Villegas -Nefertum
Febrero 2007-Madrid
fragmento de LA ODISEA DEL ALMA

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