Entrada destacada

La Gran Fraternidad Blanca

La labor invisible del mundo se ejecuta bajo la dirección de los Adeptos de la Gran Fraternidad Blanca. En sus manos pone el Logos Su P...

viernes, 21 de octubre de 2016

TRISTAN E ISOLDA - MITO Y SIMBOLISMO



EPISODIOS SIMBOLICOS

Son numerosas las coincidencias con el mito de Teseo y el Minotauro. Tristán, al igual que Teseo, debe vencer a un monstruo: el gigante Morolt que exigía el tributo de las doncellas, o el dragón que asolaba las tierras de Irlanda. A veces, estos dos episodios se hallan claramente diferenciados, y otras veces ambos personajes, Morolt y el dragón, se mezclan en un mismo ser monstruoso.

Siguiendo las huellas de Teseo, Tristán conquista a Iseo, pero no para sí mismo: Teseo entrega Ariadna a Dionisos, y Tristán entrega Iseo a su tío el rey Mark.

Hacia el final del relato, una barca con unas velas blancas o negras son significativas del regreso de Teseo (y la muerte de su padre Egeo, en un caso) y de la llegada de Iseo y de la muerte de ambos amantes en el otro caso. Las velas hacen las veces de un estandarte especial; para Wagner, Isolda se acerca con un pabellón en el mástil que es "la alegría luminosa, más luminosa que la luz misma"...

 Los argumentos arturianos Ya en su momento, Wagner había pensado unir los argumentos de Tristán y Parsifal: "...tracé el esquema de los tres actos, en los cuales pensaba encerrar la acción del argumento entero de Tristán. En el último acto introduje un episodio que eliminé más tarde: era la Visita de Parsifal, errante en demanda del Grial, a Tristán moribundo en su lecho. Tristán, herido de muerte y no acabando de expirar, se identificaba en mi espíritu con el personaje de Amfortas de la novela del Grial".

Amfortas era el rey guardián del Grial, que había sido herido con una lanza mágica aplicada por un conocido nigromante, herida condenada a no cerrar jamás. Y algo similar ocurre con Tristán, quien por dos, y aun por tres veces, sufre heridas incurables que sólo Isolda las puede sanar. El factor mágico, necromántico, es indiscutible: Tristán es herido por Morolt y/o por el dragón, e Iseo posee las artes necesarias para hacer retroceder el mal. Tristán herido es Tantris, es la magia negra quien lo toca, e Iseo es la maga que sabe contrarrestar esos efectos malignos. Sumemos a estos aspectos casi atlantes, la última curación de Iseo: ya no busca un remedio que retenga la vida física de su amado, sino que ella misma sigue el camino de la muerte como única salvación y transfiguración.

Otra similitud aparece al recordar el encuentro de Mark con los amantes dormidos en la floresta, el bosque (¿o la gruta nirvánica?) con la espada en medio de ambos. El rey Arturo vive parecidas circunstancias cuando encuentra a Ginebra y Lancelot que habían huido al bosque al no poder ocultar su mutuo amor.

Más aún: en los lais del cancionero galaico-portugués, se menciona que Tristán e Iseo viven en un castillo que les ha prestado Lancelot. Luego, Tristán decide tomar parte en la conquista del Grial, acompañado de su arpa y de su escudo verde, a la usanza de los caballeros jóvenes o noveles de entonces. De ahí nombres que se le aplican como "el caballero de la verde espada" o "el caballero del verde escudo".

La muerte de Tristán no se pinta de igual forma según los relatos. Está el episodio de la barca y las velas que hemos apuntado. Está la herida que Tristán recibe, bien del rey Mark, o bien de uno de sus caballeros, cuando es descubierto con Iseo en los jardines del palacio. Y hay más versiones que ofrecen otras variantes, como la del mismo Wagner. Pero es casi siempre Mark el que empuña la espada o la lanza mortal: lanza emponzoñada o espada que había sido expresamente enviada por Morgana para eliminar al caballero.

 La cuestión de los Filtros Dejando de lado el habitual argumento del filtro de amor que la reina de Irlanda había preparado para la boda de su hija, y el error que les lleva a beberlo a Tristán e Isolda, pueden plantearse otras posibilidades.

Si a la manera del mito griego de Teseo, Tristán es el símbolo del hombre, e Iseo el del alma, es natural que haya unión y amor entre ambos antes de beber el filtro. Pero las circunstancias de la vida hacen que el hombre olvide su alma y se separa de ella, negándola o desconociéndola. Entonces el alma reacciona: Iseo piensa que es mejor la muerte que la traición y prefiere que ambos mueran antes que vivir separados: invita a Tristán a beber el falso "Filtro de la Reconciliación" que en realidad es el Filtro de la Muerte. ¿Pero acaso no es la Muerte la única que puede reconciliar al hombre con su alma? Hay un error; los filtros se mezclan y ambos beben el del Amor: nuevamente unión, reconciliación, pero esta vez en vida y con todas las dificultades que esto conlleva.

Y aquí entramos en los argumentos filosóficos, muchos de ellos de carácter platónico.

Tristán es el hombre crucificado entre el mundo de los sentidos y el mundo del espíritu, entre los placeres y las conquistas terrenales y la visión de la Belleza eterna que sólo puede alcanzar tras la muerte (o dominio) de su personalidad.

Si en ningún momento siente culpa por su amor, sí en cambio la experimenta por su pecado de orgullo, por haber cedido a sus ansias de poder y gloria terrenales, antes de ganar su propia inmortalidad. Y si para ello tiene que entregar su alma, no vacila en dejar que Iseo se case con Mark.

La inmortalidad de Tristán llega con su muerte: la muerte es para él la redención liberadora; allí comienza su renovación, su paso definitivo del mundo del dolor y de las sombras, al mundo de la luz y la felicidad. La Muerte es vencida por la Inmortalidad; el canto trovadoresco es reemplazado por el Canto a la Resurrección; la lira y la rosa del amor se convierten en la espada resplandeciente de la Vida y de la Muerte. Ha encontrado su Grial.

El tema de las almas gemelas tampoco falta, pues los protagonistas van alcanzando gradualmente una perfección que supera la pasión humana para transformarse en posesión plena y recíproca, en identificación de uno con otro, en transustanciación de uno en otro.

CONCLUSIONES
Muchos son los símbolos que se entrelazan en este relato. El héroe Tristán, expresión de una humanidad joven y heroica, guerrero y músico (¿5ª humanidad?), y la maga Iseo que vela constantemente por esta nueva humanidad que representa Tristán, reflejan arcaicos secretos que atañen al hombre: Mente y Sexo, Vida y Muerte, Amor y Guerra.

La dualidad Mente-Sexo se remonta a lejanas tradiciones esotéricas en las que se explica el momento crucial por el que atravesó la humanidad cuando, una vez separados los sexos, hizo su aparición la chispa mental. Hombre y mujer (caballero y dama en la literatura cortesana) tuvieron que enfrentar una separación dolorosa y atractiva a la vez, con una mente todavía incapacitada para comprender el problema. De ahí que el Amor tuvo entonces el dolor y la atracción del sexo, y poco y nada del idealismo de la mente clarificada.

El otro par de dualidades: Vida y Muerte, Amor y Guerra, intentaremos explicarlos a partir de las características logoicas que, en su triple aspecto, influyen en las condiciones humanas. Tristán arranca su periplo de experiencias desde el distintivo Inteligencia-Forma del 3er. Logos. El es un caballero inteligente que cosecha glorias en el mundo de la forma: vencedor en batallas, todavía no conoce la Guerra; galanteador de doncellas, todavía no conoce el Amor; cantor y exquisito arpista, es un músico que todavía no conoce la Belleza; sensible ante la presencia de Iseo, todavía no posee la Sabiduría como para reconocer su propia alma.

Es la Muerte la que lo lleva al paso siguiente: la Muerte le abre la puerta del 2do. Logos: Energía-Vida, Amor-Sabiduría. La muerte de su forma-cuerpo lo pone ante el misterio de la Energía Vital que es la savia del Universo y la razón de la inmortalidad. Por la Muerte entiende la Vida; por la Muerte entiende finalmente el Amor: su inteligencia se ha convertido en Sabiduría. Ahora ha librado la Gran Guerra, la gran batalla que como aparece en el milenario Bhagavad Gita, enfrenta al hombre con la posesión de su alma, con la posesión de sí mismo.

En este momento, el músico y el amante se ha transmutado en un ser sabio: ahora conoce el Arte y el Amor, los aspectos esenciales de la Belleza.

Un paso más, y es el éxtasis de la Muerte por Amor, el que lo conduce a la visión suprema:

Lo Bello, que es asimismo lo Bueno y lo Justo.
lnteligencia: triunfos mundanos, pero alejado de su alma.
Forma: la música de los sonidos terrenales.
Energía-Vida: conocimiento de la Muerte en lo formal.
Amor-Sabiduría: Arte y Belleza conquistadas en la Guerra por su propia posesión.
Ley: lo Bello, lo Bueno y lo Justo.
Voluntad: superación de todas las pruebas; sublimación del deseo.

Tristán Es el perfecto prototipo que el neoplatónico Plotino nos propone como vía dialéctica de ascenso a la Verdad.

Tristán es el amante y el músico: tiene a su Iseo y su arpa; pero la pasión del mundo convierte su amor en rosa roja de sangre y espinas, y su lira en una espada que hiere de muerte. Entonces llega al mundo de las ideas: el músico y el amante comprende y ve. Ha navegado por aguas azarosas, protegido por su escudo y por la guía de su alma, hasta llegar al puerto del Hombre Nuevo, de una nueva forma de vida.

Este es el camino del verdadero músico: de las formas a las ideas, del deseo a la voluntad, del guerrero al Hombre.

Y resumiendo el proceso, nada mejor que las palabras de Ricardo Wagner, describiendo las vivencias del Amor que une lo que la ignorancia separa, mostrando a Tristán e Isolda inmersos en la insaciable ola del Deseo, ola que, naciendo de la confesión tímida, crece aguzada por el suspiro vacilante, a través de la esperanza, del lamento y del deleite, del goce y del sufrimiento, hasta que, llegando en el paroxismo de su impulso al dolor frenético, encuentra la brecha por donde el corazón se derrama en el océano de las infinitas delicias del Amor

"... Mas tal embriaguez es en vano. El corazón, impotente para resistir, desfallece de nuevo para consumirse en el deseo inasequible, pues que todo deseo logrado es el germen de otro más ávido, hasta que en el postrer decaimiento alborea en el alma desgarrada el presentimiento del deleite supremo: la delicia de la muerte y del no-ser, la definitiva redención, sólo lograda en el maravilloso reino del que más nos alejamos, cuanto más y con más impetuosa fuerza nos obstinamos en penetrarlo... ¿Llamaremos a eso morir? ¿O es más bien aquel oscuro mundo del Misterio del cual surgieron una hiedra y una vid estrechamente entrelazadas sobre la sepultura de Iseo y Tristán, como la leyenda nos cuenta?..."

 300px-TristanIsolda
Fragmentos de un artículo de Delia Steinberg Guzmán -
Recogido de la Revista ESFINGE

No hay comentarios:

Publicar un comentario